2 de febrero de 2013

1.1

Corrí decidida hacia los arbustos, mi respiración estaba acelerada y el cansancio cada vez se notaba más. Tenía que conseguir salir de ahí y rápido, pero no aguantaría mucho más corriendo.
El frío helador movía mi pelo húmedo que no paraba de enredarse con las ramas de los árboles en los que me escondía con la esperanza de no ser encontrada.
Empecé a escuchar el ruido de sus caballos, en tan solo unos minutos me lo jugaría todo. Podría perder todo lo que hasta ahora había conseguido o conseguir no ser vista y escapar, y lo peor de ese momento, es que no estaba en mis manos hacer la elección, ellos decidirán si gano o pierdo, si siguen a galope hacia las colinas con la misión de encontrarme o si se dan cuenta de que mi cansancio me había impedido seguir y eso me había llevado a esconderme. El ruido de los cascos cada vez se acercaba más, y aún no había conseguido calmar a mis pulmones que se agitaban con rapidez.
- Señor, hay una bifurcación. - Dijo uno de los hombres de Raldón. - Las colinas solo quedan a excasos kilómetros de aquí, los dos sabemos que aunque esté cansada, es fuerte y lista, los puede aguantar.
- No podemos arriesgarnos de tal manera Jed. Como tu has dicho además de fuerte y lista, y el cansancio poco a poco se va apoderando de ella y eso lo sabe. No se arriesgaría de esa manera. Está cerca, noto su miedo. - La desconfiante mirada de Raldón recorrió el perímetro con cautela. - Nos separaremos, Jed, Gladius y Bellum ir hacia las colinas, los demás iremos hacia Lacus.
Poco a poco el ruido de los cascos se fue alejando.  Era libre. LIBRE. por fin, había conseguido escapar.
Mi respiración se empezó a relajar, cada músculo de mi cuerpo dejó de estar en tensión. Me fui levantando lentamente, mis piernas nunca habían sufrido tanto como aquellos dos días, pero eso ya había terminado, ya no tenía que huir con tanta urgencia. Podía descansar y parar a respirar, tomarme mi tiempo, permitirme pequeñas dosis de felicidad. Sin ser consciente, había empezado a andar, adentrándome poco a poco entre los espesos arbustos, la verdad no sabía hacía dónde me dirigía, pero no podía quedarme ahí mucho más tiempo, esta había sido solo una victoria, pero ¿qué es una comparada con las miles de batallas que me quedan por ganar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario