10 de agosto de 2016

Rota. Tan sola, tan fría y a la vez tan cálida. Rota, ella y el silencio que cortan sus lágrimas, lágrimas que caen dejando huella. Huellas que luego intenta cubrir para no dejar rastro de esa traición, de ese daño y de ese momento. Las intenta ocultar  para parecer fuerte, para parecer invencible, un invencible que poco a poco se convierte en vencible. Un vencible tan vencible que hasta parece imposible. Porque ella no es así, ella no quiere ser así pero sigue Rota.